No deseo poner orden en el mundo. Sólo aspiro al orden de mi memoria ahora que me dispongo a narrar algunos episodios y aprobar suerte- después de algunos pequeños fracasos- en el jodido oficio del memorialista. Que el mundo y su desorden sigan adelante, rodando por la pendiente, que todo se desquicie y reviente, me importa más bien poco. He ido por la vida como una bestia con anteojeras, mirando hacia delante y tropezando, levantándome, terco en el empeño de mi supervivencia, trampeando como un condenado y sin sospechar que un día la trampa me sería tendida y yo me hundiría en ella, pero con la certeza de que, como pícaro, algo o alguien llegaría a redimirme. (...)
O.C.

“… y así, determiné de dar en arte. Y con esto y la farsanta y representar, pasaba la vida.”
Quevedo: El Buscón
“En suma, que mi admirable y conmovedora aparición ante el público cautivó todos los corazones”
Thomas. Mann: Confesiones del estafador Félix Krull